Ildefonso Rueda Jándula
El traslado de la imagen de Nuestra Señora de Consolación desde su Santuario hasta la ciudad de Torredonjimeno, fue un hecho ocasional en la Edad Moderna, suscitado circunstancialmente por las sequías y otras calamidades públicas. El Concejo y clerecía de la Villa, ante estas necesidades, acordaban la celebración de rogativas públicas con las que impetrar al cielo el auxilio divino, celebraciones en las que, según otros estudiosos locales fue nuestra Señora de Consolación la principal intercesora en el siglo XVII, y bien entrada la centuria siguiente.
Documentar estas celebraciones extraordinarias permite conocer los periodos de sequía. Aquel año de 1616, aparece señalado entre los intervalos en los que el déficit en las lluvias provocaba no solamente bajas cosechas sino también la disminución en los niveles de los ríos y el perjuicio provocado en las aceñas o molinos hidráulicos. A comienzos del siglo XVII se constataron dos grandes crisis agrarias: 1604-1605 y 1615-1617, siendo esta última la más grave. En el mes de abril de 1616, año de la muerte de Cervantes, se pueden contabilizar rogativas a las principales devociones por toda la geografía peninsular.
El cabildo municipal de Torredonjimeno, junto con su alcalde, Salvador Rico, había dispuesto en el mes de abril del año 1616, el traslado de la imagen de Nuestra Señora de Consolación desde su ermita, en rogativas concertadas con el clero de ambas parroquias. En los hechos que ocurrieron en aquella ocasión, comenzaban a manifestarse las disensiones entre los priores calatravos en cuanto a las jurisdicciones eclesiásticas.
A la autoridad eclesiástica de la Orden de Calatrava en el partido de Martos, llegó la noticia de la pretensión del Párroco de Santa Maria, Frey D. Juan Montano de Yegros, de trasladar la imagen de la Virgen de Consolación de noche, y sin el acompañamiento de las cofradías de la Villa, quizá para evitar altercados, ante las controversias entre el clero local en cuanto a las juriscciones parroquiales. Así expone el Doctor Collado el inicio de los autos (1) que se conservan en la sección “Varios” del Archivo Histórico Diocesano:
“En la Villa de la torredonximeno en dos dias del mes de abril de mil seiscientos diez y seis años el Señor doctor Collado teniente de Vicario general de este partido. Dijo que de presente como le es notorio insta una grande necesidad por el temporal por necesidad que los frutos tienen de agua para cuyo remedio se pretende por esta republica pedir a Dios nuestro Señor misericordia puniendo por terçera a la Virgen Santísima su Madre y por que en esta Villa hay una hermita donde esta una imagen benditisima apareçida que es Nuestra Señora de Consolaçion su propio apellido y nombre que se toma por medio eficacísimo para que Dios nuestro Señor tenga misericordia de nosotros en esta necesidad presente se pretende traer con toda solemnidad y decencia y porque ha sido informado su merced que el Prior de la Iglesia de Nuestra Señora de Concepción de esta Villa y clérigos de ella pretenden traer la dicha Santa Imagen quizás no con la decencia que conviene y de noche para obviar cualesquier inconveniente que en esto sucedan hasta que se provea en el modo y manera que se haya de traer la dicha benditisima imagen a esta villa. Mandaba y mando a mi el presente notario vaya a la ermita de nuestra Señora de Consolación y quite las llaves a el santero u otras qualesquiera personas que las tenga y notifique a el Prior de nuestra Señora de Concepcion desta Villa y su Cura Sacristán mayor y clérigos que se hallaren presentes no lo impidan y otras qualesquier personas legas de qualquier estado y condición que sean asimismo se le haga la misma notificación que so pena de sentencia de excomunión (…) en derecho y de diez mil maravedís que aplico desde luego la mitad para cámara de su majestad y la otra mitad para la obra de la dicha ermita y que las dichas llaves mandó a mi el presente notario que después de haber cerrado la capilla mayor se las traiga a su merced y en caso que la dicha imagen la traigan a esta Villa e yo el dicho notario la encuentre en el camino notifique a el dicho rector de la dicha iglesia cura y sacristán mayor de ella la vuelvan a la dicha ermita y me entreguen las dichas llaves para que en todo se guarde y cumpla lo contenido en este su auto…”
Aparte de los hechos que originan el pleito, la pretensión del traslado de la imagen con unas formas no aceptadas por las distintas partes implicadas en el desarrollo de las rogativas, en la exposición del Teniente de Vicario general, hay expresiones que merecen nuestro comentario. “Hay una hermita donde esta una imagen benditisima apareçida que es Nuestra Señora de Consolaçion”. Estamos, con toda probabilidad ante el documento más antiguo que refiere la tradición de la Aparición de la imagen. A comienzos del siglo XVII, hay memoria del hecho que origina la historia de la devoción más antigua de Torredonjimeno: La Aparición de la imagen de la Virgen. Además, se utiliza esta expresión: Aparecida, en el contexto de un texto jurídico, junto con expresiones como “Benditísima”, que denotan la importancia devocional de la Virgen de Consolación en las manifestaciones de la religiosidad barroca en Torredonjimeno.
El contenido del auto es rechazado por el Prior de Santa Maria de la Concepción, el licenciado Frey Juan Montano de Yegros, un personaje clave en la Historia de la Parroquia en la primera mitad del siglo XVII. El mismo día dos de abril, le es notificado que debe entregar las llaves de la ermita de Consolación y ante esta decisión del Doctor Collado, decide apelar a instancias superiores: a Roma y al Consejo de las Órdenes. Al día siguiente, tres de abril, se produce un nuevo auto por el que el Teniente de Vicario general del partido de Martos, por medio del notario Juan de Anguita, comunica al Prior que tiene de plazo tres horas para entregar las llaves de la ermita. De no hacerlo, se le aplicará la pena 20 florines destinados para la obra del Sacro Convento de Calatrava y para la obra de la ermita de Consolación de Torredonjimeno, amenazándole con penas mayores. La notificación del notario hacia el Prior se debió producir en la Sacristía de Santa María con la presencia del presbítero Francisco Cañada y del sacristán menor Juan de Ortega.
A continuación, en defensa de los derechos del Prior de Santa Maria, aparece el Procurador, Jerónimo Calahorro. A éste, Frey Juan Montano de Yegros había concedido ante el escribano Andrés Ponce de León, un poder general para pleitos, el 9 de Noviembre de 1615. En esta ocasión, en defensa del Prior se dirigió al teniente de Vicario General exponiendo que: “habiendo habido acuerdo entre la Clerecía y Concejo de esta Villa de pedir a Dios nuestro Señor nos enviase lluvia del cielo de que al presente la tierra esta muy necesitada queriendo poner por intercesora a la Virgen Nuestra Señora su Santísima Madre para más bien conseguir esta pretensión con el dicho acuerdo se habían determinado de traer una imagen suya de mucha devoción questa en la ermita que dicen nuestra Señora de Consolacion que es aneja a la rectoría del dicho mi parte el cual la pretendió traer a esta Villa por estar extramuros de ella no con aquella decencia que pretenece (sic.) a tan santa imagen y por tener como tiene mi parte las llaves de la dicha ermita por vuestra merced le fue mandado so pena de diez mil maravedís y de sentencia de excomunión las entregase para que traigan a dicha imagen como todo consta del dicho auto.
El procurador continuó su exposición alegando que: “Vuestra merced no debe conocer de esta causa por no ser juez de ella y caso no confesado que lo fuera debe de reponer y dar por ninguno el dicho auto”. Además justificó la actitud del Prior ya que “es cosa publica ser cierta y notoria que el cabildo de esta villa trato y asentó con mi parte que se habia de traer la dicha imagen para el dicho efecto con la mayor solemnidad posible haciendo procesion general para ello mandando salir todas las cofradias con sus pendones e ynsinias y en este orden y forma se habia de traer a la dicha iglesia de santa maria parroquia del dicho mi parte y no en otra manera como siempre se ha tenido de costumbre a donde se le han hecho grandes fiestas y devociones y dicho muchas misas y tenido con muy grande veneración como de presente se hará trayéndola”.
Más adelante, Jerónimo Calahorro, continuará ante la insistencia del Doctor Collado en la aplicación del auto inicial, alegando los intereses de las jurisdicciones parroquiales: “Digo que vuestra merced es en esto interesado por cuanto pretende adquirir derecho y preeminencia que la Jecutoria no le da a su iglesia de vuestra merced de Sr. Sn. Pedro… a V. Merced digo que apelo para su Santidad y para los señores del Real Consejo de las Ordenes de todo lo proveído por su auto de Vuestra Merced de penas y censuras y protesto el Real auxilio de la fuerza y pido justicia y protesto los daños e intereses que a mi y a mi iglesia en razón de su preeminencia se hicieren”.
El día cuatro de Abril, el Doctor Collado temiendo que a pesar de su persistencia en el auto “si se vaya por la dicha imagen de nuestra Señora con procesion general” y que “habrá entre los clérigos y el dicho prior de Santa Maria y los de San Pedro alguna disensión o escándalo y queriéndolo obviar “, decide finalmente que se abrieran las puertas de la ermita y se traslade la imagen a la localidad, sin determinar aún, el lugar donde se ha de colocar para la veneración de los fieles. Para ello, encarga al alcalde, Salvador Rico que cumpla con este mandato.
Es en el mismo día, cuando el notario se dirige hacia el Santuario de Nuestra Señora de Consolación, y antes de notificar al alcalde la última decisión del Teniente de Vicario general, la imagen de la Virgen estaba siendo ya trasladada. A la altura de la ermita de San Roque se produce la lectura del mandato de la autoridad eclesiástica:
“En la dicha Villa de la torredonximeno en el dicho dia cuatro de abril del dicho año yo el dicho nº. Estando junto a la ermita de Sor. Sant Roque desta Villa lei este mandamiento de su merced el señor vicario general deste partido a su merced Salvador Rico alcalde ordinario de esta villa en su persona viniendo como venía con la imagen de nuestra Señora de Consolacion y toviendolo bien oido y entendido dijo que apelaba apelo desde luego del dicho mandamiento para a ley y donde con derecho devia y podía y protestaba el real auxilio de la fuerza y lo que mas protestar le convino y lo pidió por este m.º. siendo testigos el licenciado Sebastian del Molino y Francisco Delgado presbíteros vecinos desta Villa”.
Después de la respuesta del alcalde de apelar a instancias mayores, de nuevo el Doctor Collado hizo uso de su fuerza, comisionando a cualquier clérigo de la Villa declarase por excomulgado al alcalde, de no retractarse. El notario, de nuevo sale al encuentro de la comitiva a la que se van agregando más personas al adentrarse en la población desde la ermita de San Roque, y de nuevo se produce la lectura del mandamiento del teniente vicario general, en la plaza de la Cárcel:
“En la dicha Villa de la Torredonximeno en el dicho dia mes e año dichos estando yo el dicho nº. En la plazuela de la cárcel desta villa a donde llego el dicho Salvador Rico Alcalde ordinario desta Vill con la dicha benditisima imagen de nuestra Señora de Consolacion le ley en el segundo mandamiento de su merced el señor Theniente de Vicario general deste partido en su persona en presencia de mucha gente y habiéndolo bien oido y entendido. Dijo que su merced llevaba la Benditisima imagen de nuestra Señora de Consolacion a el convento de la Piedad de esta dicha Villa para ponerla alli con la mas decencia que ha podido y como tiene respondido al primero mandamiento apelando y protestando el real auxilio de la fuerza eso mismo respondía y respondió al segundo mandamiento de mas de que como dicho tiene lleva la dicha Santísima Imagen al dicho convento de la Piedad desta Villa por obviar inconveniente y demandas su merced el dicho vicario general llevarla a otra parte como lo mandaba y por el dicho mandamiento se podrían seguir algunos inconvenientes”.
Una vez que el alcalde insistió ante el notario, “llegado con la dicha benditisima imagen de nuestra Señora de Consolación a la calle de la entrada de la Plaza junto a la carnicería y que no habia cumplido con el tenor del segundo mandamiento de su merced … como clérigo presbítero dictare por publico excomulgado al dicho Salvador Rico Alcalde”.
Al momento, notificada en público la excomunión del alcalde, recapacitó “y respondiendo a todo dijo que por temor de la excomunión y censuras en que estaba declarado y por redimir su vejación… y por obviar inconvenientes con pulso apenado dijo que desde luego depositaba y depositó la dicha benditisima imagen en la Iglesia mayor de Sor. Sant Pedro desta Villa a donde se llevó.”
Allí quedo Nuestra Señora de Consolación, en el templo parroquial de San Pedro, con mucha decencia y reverencia, donde suponemos que recibió las súplicas de los vecinos de Torredonjimeno para que intercediera ante su Hijo, por la lluvia que necesitaban los campos. El pleito, sobre el que por ahora los archivos enmudecen, debió quedar a la espera de la apelación por parte del Prior de Santa María, o bien fue sentenciado a favor de la Parroquia mayor de San Pedro, por la ejecutoria real de división de las jurisdicciones parroquiales. Que aquella “benditísima” imagen y “aparecida” continúe por los siglos como mayor intercesora de Torredonjimeno velando por la sequedad de los tiempos.
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